De nuevo el sol de Murcia, otra vez más, a las ocho de la mañana (seis horas solares como manda la tradición) se abrieron las puertas de la Iglesia de Jesús y se renovó La Mañana de Salzillo.
Pausadamente salieron a la calle las escenas pasionales esculpidas por el maestro , precedidas por los toques de burla tradicionales y por la expectación del pueblo acumulado en la puerta de su privativa iglesia.
Sus penitentes, mayordomos y estantes recorrieron las estrechas calles de Murcia repartiendo generosamente sus presentes: monas, habas y caramelos, cargando sus negras cruces y pesados pasos. Brillando al sol murciano Nuestro Padre Jesús lució una nueva túnica, réplica exacta de la que estrenara en el año de 1700, hoy conservada cuidadosamente en nuestro museo.
Como cada año, convocados por la inspirada obra de Salzillo, se unieron la espiritualidad, la tradición, las costumbres, las leyendas, la huerta y la ciudad.
La Mañana de Salzillo una vez más.