El momento de la procesión en la salida, cuando el rayo de sol ilumina la cara triste de la Dolorosa, es un ejemplo del “diálogo” de la ciudad y la procesión, ya que son las “cornisas” de las edificaciones que hay frente a la puerta de salida, con el espacio de la plaza San Agustín, las que permiten este contraste entre la sombra y la luz del sol, que aportan esa contradicción entre el triunfo de la luz, la Resurrección de Cristo, y la tristeza de su Madre por el Hijo muerto, muestra de un lenguaje de sentimientos a través del lenguaje de la estética barroca.
Enlace al documento completo: LA PROCESION DEL VIERNES SANTO DE NUESTRO PADRE JESUS Y LA CIUDAD