La Mañana de Salzillo

El periodista D. José García Martínez , fue licenciado en periodismo, colaboró en “Ya”, “Informaciones”, diario “Madrid” y revistas como “Fotos” y “La Gaceta Ilustrada”. Trabajó en Madrid para La Cope realizando numerosas entrevistas a personajes famosos. Importante colaborador de “La Verdad” realizó grandes reportajes y además de sus entrevistas y artículos ha escrito una decena de libros y artículos. En 24 de Marzo de 1967, con 27 años de edad firmó un reportaje sobre el montaje de la mesa de la Santa Cena, en el que queda perfectamente contemplada la larga tradición que rige en su preparación y montaje que tiene como resultado la grandiosa estampa gastronómica que luce este paso en La Mañana de Salzillo, uno de los aspectos inmateriales que la UNESCO debe considerar como patrimonio intangible de este acontecimiento secular. Contiene igualmente crónica de la tradición familiar y la descripción del nuevo trono que ese año se estrenaba. Reproduzco entrecomillado gran parte del mencionado reportaje. “El paso de La Cena es -y no vamos a descubrirlo ahora- uno de los más representativos de la Semana Santa de Murcia. Y, desde luego,, de los que más se prestan a la hora de redactar un anecdotario, pues siempre llama la atención contemplar las viandas, auténticas, que figuran sobre la mesa y en todo momento surge la curiosidad por saber quienes se encargan de confeccionar la lista de los manjares, entre los que sobresalen, como debe ser, los productos típicamente huertanos. Ayer, en la iglesia de Jesús, contemplamos los minuciosos trabajos que se llevan a cabo para dejar el paso a punto. Es una tarea delicada- intervienen femeninas manos- a la que hay que ir con amor, con ese amor que el murciano siente hacia sus procesiones. Y, mientras las señoras se dedicaban a colocar las manzanas, y la sandía, y los higos chumbos, y los panecillos, examinamos el nuevo trono, que se estrenará este año, sobre el que se alzan las figuras de aquel trascendental acontecimiento de la institución de la Eucaristía. El trono es algo más grande que el antiguo armazón, lo que permite que se incorporen dos anderos más. Así el total es ya de 28 nazarenos. Está hecho en madera tallada, en estilo barroco, y tiene el color del oro. En los ángulos, se reproducen los símbolos de los Evangelistas. En los lados, las siguientes escenas: entrada de Jesús en Jerusalén, a lomos de una burra, y la del lavatorio de los pies. Figuran también una custodia y un escudo eucarístico con las siglas J.H.S. Charlamos con la familia de don Juan Gómez Jiménez de Cisneros que es la encargada, desde hace muchísimos años, de preparar la salida de las imágenes. La camarera, doña Maria Luisa Soubrier Zarandona, se pasó la mañana subida en el trono, dirigiendo el trabajo de sus colaboradores. Dicha señora es tataranieta de don José Zarandona y Prieto, caballero decano de la Ilustre Cofradía de Nuestro Padre Jesús. Este caballero también se ocupó, allá por el ochocientos, de atender las necesidades del paso. Murió en 1851 y sus restos reposan en la iglesia de Jesús, al pié mismo de la capilla donde se guarda el grupo escultórico. Algunas familias mantienen con extraordinario celo la tradición, que es honor, de cooperar a la confección del menú que vemos en la mañana de Viernes Santo sobre la mesa de La Cena. Así, por ejemplo, desde hace más de cien años, la familia de don Diego Aguilar Amat se encarga de llevar el panal. El cordero se asa, desprovisto de piel, en una cocina del Hotel Progreso, que solo se pone en funcionamiento para tan señalada ocasión, tanto en el caso de la carne como en el de los pescados. La donación de uva se la reparten entre dos médicos analistas: don José Manuel Gómez Jiménez de Cisneros y don Isidro Durán. Las manzanas están a cargo de don Juan Martínez Pérez. Los dátiles son aportación de don Baldomero Rodríguez. La piña de doña Serafina Viudes, viuda de La Cierva. El escultor Sánchez Lozano manda la sandía. La familia Gómez Jiménez de Cisneros se encarga del resto: adquisición del cordero y de los peces, aceituna, limones, lechugas, melones, pan, peras… En la actualidad, la conservación de los productos es mucho más fácil que en los tiempos difíciles, cuando no había cámaras frigoríficas. De todas formas, y en el caso de los melones, ha sido preciso guardar varios quintales para aprovechar luego una sola pieza. Otro detalle curioso es el del carpintero, don José Meseguer, que viene exclusivamente de Albacete para montar el paso. La vajilla fue realizada por Martínez, un platero del siglo XVIII. La fuente sobre la que colocan el cordero es renacentista. El antiguo presidente de la Cofradía del Rescate, que ya murió, acudía desde que era niño, acompañado de su abuelo,, para atar los frutos, pues algunos, como los higos chumbos – donados por don Isidro Durán y por una labradora de Monteagudo, llamada Concha La Gerija – no pueden quedar sueltos, pues caerían de la mesa al menor movimiento. Los trabajos a que nos referimos comenzaron ayer a las seis y media de la mañana y finalizaron alrededor de la una de la tarde.” José García Martínez